lunes, 28 de marzo de 2011

Autobiografía, un poquito sobre mí

Nací un nueve de junio del año 1992 en Fuenlabrada, donde aun vivo.
Tengo muy buenos recuerdos de mi etapa en infantil, mi profesora se llamaba Isabel, estaba en el grupo amarillo y mi símbolo era la casita. Recuerdo un día en el que teníamos que atar los cordones de una zapatilla hecha con cartulina, yo no sabía hacerlo, asique le dí mi zapatilla a una compañera y ella me los ató, en aquel momento pensé que mi profesora no se había dado cuenta, pero con el tiempo me di cuenta de que efectivamente, nos había visto, además yo le había dado la zapatilla con el nombre de mi compañera... Es el recuerdo más nítido que tengo de aquella etapa.
De ahí pasé a primaria, donde también tuve unos magníficos profesores, Mari Ángeles, Pepe, Mayte, Nieves... Me lo pasaba muy bien en clase y sacaba buenas notas, tenía muchos amigos y me gustaba ir al colegio para divertirme con mis compañeros, nunca tuve un profesor que no me gustara, les gustaba su trabajo y sabían como hacer que aprendiéramos haciendo a la vez las clases divertidas. Estando en primaria decidí en qué quería trabajar en un futuro, quería ser profesora de gimansia en un instituto y lo intenté, aunque eso lo contaré más adelante. También comencé a adentrarme en el maravilloso mundo de la danza, en el que aun sigo metida y dí algunas clases de pintura.
De ahí me gustaría pasar a mis 17 años. Conseguí un trabajo como profesora de danza cuatro días a la semana, cobraba poco, trabajaba en un gimnasio sin calefacción y con goteras, algunas madres llegaban siempre casi una hora tarde a por los alumnos, pasábamos frio en invierno y mucho calor en verano porque el tejado era de chapa... Pero yo era feliz, estaba trabajando en lo que más me gustaba y, además, con niños. Comencé a entrenar para las pruebas de acceso al INEF para entrar en la facultad de Ciencias del Deporte y lo compaginaba con el trabajo y los estudios, un poco más tarde empecé también a sacarme el carnet de conducir y el título de monitora de ocio y tiempo libre, al principio me fue algo difícil compaginarlo todo, pero después de un tiempo pude organizarme para tener tiempo para todo. A primeros de mayo falleció una persona muy importante para mí en un accidente de coche, fue un palo muy grande, dejé de comer, no podía dormir, no rendía en el trabajo, tampoco en los estudios... me costó mucho asumir que ya no volvería, pero tenía a alguien en quien apoyarme que, aunque nunca se lo haya dicho nunca, fue una gran ayuda para mí en esos momentos, me ayudaba a abstraerme, a pensar en otras cosas, a ser feliz , poco a poco, a hacerme a la idea de que mi amiga se había ido.
Dos semanas después me gradué e intenté estudiar todo lo posible para selectividad, sabía que ese año necesitaría una nota mucho más alta para acceder al INEF, pero tenía muchas otras cosas en la cabeza, habían ocurrido demasiados cambios en mi vida en muy poco tiempo y no conseguí sacar la nota suficiente, lo que más rabia me da es que soy perfectamente consciente de que si hubiera estudiado un poco más habría sacado mucha más nota, pero tampoco me arrepiento de nada.
Aun así heché la solicutud para las pruebas de acceso ya que, si las pasaba, me guardarían la nota de la prueba para el año siguiente y, en julio, me fui a Galicia a trabajar quince días como monitora en un campamento del que tuve que volverme el día nueve para hacer las pruebas el día diez, y el mismo día diez volví... Fué muy cansado, pero cuando volví del campamento hechaba de menos despertar por las mañanas a mis chavales, comprobar que estaban todo durmiendo e, incluso, regañarles cuando no querían comerse lo que había, aprendí muchas cosas y solo guardo buenos recuerdos, todo el estrés, los enfados, los agobios... todo mereció la pena.
Las pruebas no las pasé, había que aprobarlas todas y fallé en la última, hasta esa prueba era la chica del grupo con mejor nota, e, incluso, con un 0 en la prueba que fallé estaba muy por encima de muchas otras personas que sí entraron. ¿Que por qué fallé la última prueba? Nos pusieron a correr un kilómetro a las cuatro y media de la tarde, en pleno mes de julio, en una pista de atletismo al sol y me desmayé mientras corría.
Todo el mes de agosto pensé qué hacer, que estudiar... Me habían rechazado en todas las universidades en las que había hechado solicitud y miré en qué carreras habían sobrado plazas, no encontré plaza para trabajo social, se habían pasado los plazos para danza y artes interpretativas... y pensé en los niños. Siempre me habían encantado los niños, soy la mayor de 15 primos y había cuidado de ellos en muchas ocasiones, se me caía la baba al ver a los niños pequeños en el parque o con sus profesoras de excursión... ¿por qué no ser yo profesora de infantil? Nunca lo había pensado, no porque no me gustara porque en seguida me encantó la idea, sino porque nunca se me había ocurrido.
No encontré plaza en la pública a esas alturas, pero conseguí entrar en ESCUNI, donde estoy estudiando 1º de magisterio infantil, estoy muy contenta y deseando terminar para comenzar a trabajar con los niños, estoy muy ilusionada y tengo muy claro que me quiero sacar la carrera en cuatro años, por lo que a estas alturas me quedan tres y medio y esa es mi motivación para estudiar, se que es duro, pero cuanto más me lo trabaje ahora, antes llegaré a mis metas.
Ahora trabajo con otra empresa ya que, en mayo reconozco que mi trabajo con los chicos de danza dio un bajón y no me llamaron para trabajar este año, cosa que por otra parte, visto desde el punto de vista de la empresa, veo lógico. Soy monitora de predeporte con niños de infantil, con los que estoy encantada, y profesora de danza con un grupo de niñas de primaria y, aunque halla días que me saquen de quicio, que se porten mal, que salga con dolor de cabeza del trabajo... no cambiaría mi trabajo con los enanos por nada del mundo, mi paciencia es prácticamente infinita y la alegría que me dan esos niños cuando me dan un abrazo, cuando me regalan piedras y hojas (que son las cosas más bonitas y maravillosas de su mundo), cuando me hacen dibujos, cuando llegan a la fila y te sonrien, no me la da nada.

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